Los hombres que acuden desesperados a mi queriendo saber
como volver con ella, es porque piensan que ya no la pueden recuperar por
ningún medio. Es probable que estén actuando mal frente a ella y continúen
repitiendo (sin darse cuenta) los mismos errores del pasado.
Para que puedas comprender un poco a lo que me refiero, te
presentaré una historia de un joven que acudió a mi hace un tiempo, preguntando
como volver con ella.
David había estado casado con Inés dos años, tras un año de
noviazgo. En este tiempo, él era muy posesivo con ella, siempre pensaba que
otros hombres la podían conquistar cuando salía de copas con sus amigas. En su
pensamiento sólo había imágenes de Inés engañándolo.
Pero además, David ya casi no salía con sus colegas, no iba
a ninguna reunión si no era en compañía de su esposa, siempre daba alguna
excusa para regresar rápido a su casa y estar con su mujer.
El problema de David es que todo su mundo giraba en torno a
Inés. Es que esa muchacha realmente llenaba los espacios que siempre habían
estado vacíos con otras relaciones, como eran sus palabras.
Cualquiera otra cosa que no sea Inés carecía de sentido. Las
cosas se pusieron realmente mal cuando él no dejada que ella saliera sin su
compañía, se enojaba, le hacía escenas de celos del tipo “quieres más a tus
amigas que a mi”, “ya no me amas”, “no te gusta estar conmigo”, etc.
Inés era una joven muy buena, inteligente, con un trabajo
que le gustaba y un grupo de amigas desde hacía muchos años. Al principio se
quedaba en casa haciéndole compañía para evitar que se enoje y también se fue
alejando de sus actividades. Cuando se dio cuenta, ya no había nada más que
David en su vida.
Una tarde, Inés citó a su esposo en una cafetería cerca del
centro para hablar. Él no tenía idea de lo que estaba ocurriendo. Ella le dijo
que no podía seguir estando casada con un hombre que, simplemente “no tenía una
vida” y que no permitía que ella tampoco la tuviera.
Con lágrimas en los ojos, David le pidió de rodillas que le
diera otra oportunidad, pero lamentablemente, dijo ella, “ya era demasiado
tarde”. “Necesito mi espacio, mis actividades, no creo que esto pueda seguir
funcionando” fueron sus palabras antes de marcharse.
Los días siguientes fueron una pesadilla para David, pensaba
que no tenía nada, que su vida había acabado. No dejaba de hostigar a Inés
mandándole mensajes para regresar, la fue a buscar al trabajo con ramos de
flores, cada vez se humillaba más y más. David perdió mucho peso, no se
preocupaba en asearse, faltaba a su empleo o siempre llegaba tarde y cuando
estaba en la oficina no cumplía con sus tareas.
Fue entonces cuando una luz de esperanza brilló en este
hombre. En ese momento, su hermano le dijo que debía consultar con un experto
en como volver con ella. Y así lo hizo.
Al contar la historia, sus lágrimas caían a raudales, pero
no porque estaba arrepentido de lo ocurrido. En todo momento repetía “no sé
como volver con ella”, “no quiero perderla”, “qué será de mi vida sin ella”.
Así fue como entré yo al escenario, le mostré exactamente
como volver con ella. En primer lugar le dije que en ningún momento él se había
puesto a pensar qué era lo que había hecho mal. Las palabras que Inés le había
dicho en esa confitería resonaban en su cabeza, pero sin sentido. No comprendía
lo que pasaba, no se daba cuenta de que su relación era demasiado asfixiante,
no era para nada sana.
El plan de acción más efectivo para regresar con ella
comienza con una mirada crítica de uno mismo como parte de una relación de
pareja. En el caso de David, debió aceptar que sólo tenía la capacidad de ser
feliz si estaba al lado de su mujer y no de otra persona. También admitió que
idolatraba a esa muchacha que amaba tanto, que no había nada más que lo
interesaba.
Ese es uno de los errores más frecuentes que cometemos
nosotros los hombres cuando la cagamos y no dejamos de preguntarnos como rayos
podemos volver con ella nuevamente. Creer que el centro del propio universo es
la mujer que tienes a tu lado. Dejar de lado cualquier otra tarea, no hacer
deporte, no estudiar, no salir con amigos, no tener actividades en solitario,
siempre tendemos a estar con ella, como si fueran la luna y la tierra.
Los celos que sentía David por Inés no tenían fundamentos,
ella nunca le había dado motivos para que pensara que lo engañaría. El único
“pecado” de esta señorita era querer compartir momentos con sus amigas después
del trabajo. A él no le gustaba porque sentía que prefería a otras personas
antes que a él y a la inversa, eso no ocurría.
David comenzó el proceso dejando de llamarla todo el tiempo,
ni de escribirle mensajes. El segundo paso fue ocuparse de sí mismo, fue al
salón y se cortó el cabello, se compró camisas nuevas y lustró sus zapatos.
Luego se anotó en un gimnasio para levantar pesas y correr
en la cinta tres veces a la semana. Cuando los colegas de la oficina lo
invitaban a beber unas copas después del trabajo, aceptaba con gusto y pasaba
gratos momentos hablando de fútbol o de cine. Así fue como David empezó a “recuperar”
su vida de a poco.
No había pasado ni un mes desde que comenzó con sus cambios,
guiado por el experto en como volver con ella cuando sonó su móvil. Era Inés.
Se había enterado por una amiga que lo había visto muy feliz en un bar con sus
colegas.
En esa conversación, ella también supo de sus actividades
extra, porque él ya estaba pensando en seguir la carrera que había dejado
cuando se casaron. Inmediatamente, Inés lo invitó a tomar una copa y algunas
semanas más tarde, volvieron a vivir juntos. Sin dudas, algo había cambiado en
la vida de David. Ya se había “curado” y estaba listo para apostar a su
relación de una manera más sana.
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